Azimuth-41
TOPOMUJER - Revista Azimuth 41: 28-32, ISSN: 1659-2948 / 2020 32 Determinada y con ganas de aprender, la Ing. López in- gresó a la UCR, donde obtuvo el grado de Bachillerato. La Licenciatura la alcanzó en la Universidad Autónoma de Centroamérica (UACA). Planea, más adelante, cursar algún posgrado en Sistemas de Información Geográfica (SIG), así como retomar la carrera de Administración Pú- blica (en la UCR). Como muchas de sus colegas mujeres, Sofía no escapó de situaciones de discriminación de parte de compañeros universitarios e incluso profesores. “Una vez, las diferentes escuelas de Topografía se orga- nizaron para realizar una gran actividad que contempló distintos concursos y dinámicas. Un profesor, que todo mundo sabe que es bastante machista, me dijo: ‘Usted es mujer; va a perder ¿para qué va a participar?’. Al final no logré concursar”, señala. Lamentablemente, no solo en las aulas universitarias vivió ese tipo de episodios, pues en su ejercicio profesional es común que los clientes esperen a un ingeniero y se sor- prendan cuando ven que es ella quien lidera los proyectos. “Es pan de cada día. A mí me han dicho que si puedo me- terme a una finca; que si tengo capacidad de pasar por los charcos, etc. Es algo que debemos resolver como sociedad y como gremio”. Alma libre Con la misma seguridad con la que escogió su profesión, supo que su ejercicio profesional sería en el campo; no encerrada en una oficina. Su camino profesional lo empezó a construir con solo 18 años, cuando la empresa Geotecnologías le brindó la oportunidad de trabajar en el puesto de digitación y con- ciliación. En esta compañía, escaló distintos puestos: téc- nico catastral, supervisora, control de calidad, entrega de productos, entre otros. Tres años después aceptó una oferta del Instituto Costa- rricense de Electricidad (ICE); específicamente, en el pro- yecto de Torres de GSM. Allí permaneció 9 meses y regre- só a Geotecnologías, donde contribuyó con el Programa de Regularización de Catastro y Registro. Posteriormente, prestó sus servicios a empresas de capi- tal extranjero como Eptisa (empresa española) y Telespa- zio (compañía argentina). Uno de los trabajos que más ha disfrutado fue en el 2015 con la empresa EPYPSA, la cual le permitió conocer toda la milla fronteriza de la zona norte. En el 2016, aceptó una propuesta para trabajar en una empresa constructora en Guanacaste. A pesar de disfru- tar mucho ese proyecto, decidió renunciar debido a la le- janía con su familia y encontró una nueva oportunidad laboral en la Municipalidad de Orotina, como Gestora Te- rritorial, donde permaneció un año. Su amplia experiencia en proyectos entidades públicas y privadas la motivó a iniciar con su propia empresa de con- sultoría, una decisión que le ha deparado un cúmulo de satisfacciones y crecimiento personal. “Mi papá me acompaña en mi ejercicio profe- sional. Aprendo de él muchísimo; es como un profesor”, cuenta, entre risas. Activa en el CIT El liderazgo e ímpetu de la Ing. Sofía López Arroyo se re- fleja en el trabajo activo que desempeña en la Junta Di- rectiva del Colegio de Ingenieros Topógrafos (CIT), donde funge como Vocal II. Además, ha participado en diferentes comisiones de trabajo (Agrimensura, Telecomunicaciones, Credenciales, entre otras). Adicionalmente, forma parte de la Comisión Joven del Co- legio Federado de Ingenieros y Arquitectos (CFIA). “Mi bandera es incentivar la protección de aquellos agre- miados que ejercen de forma independiente. También ha- cer valer el trabajo de las mujeres topógrafas y las nuevas generaciones que vienes detrás de nosotros y que deberán enfrentar a nuevos retos, especialmente tecnológicos”. Así es Sofía López Arroyo: una mujer aventurera, amante del campo y extrovertida. Una profesional que decidió seguir su convicción y abrazar la vocación heredada por su padre.
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