Azimuth-41

Revista Azimuth 41: 15-27, ISSN: 1659-2948 / 2020- ACTUALIDAD 39 Lo anterior fue todo un reto para aquel joven turrialbeño, lleno de ilusión y que nunca había salido del campo. “Fue impresionante para mí ver aquellos edificios de la UCR; estaba muy emocionado por formar parte de esa casa de estudios. Me tocó vivir cambios importantes en el plan de estudios y eso hizo que me atrasara un poco en la carrera, pero realmente fue satisfactorio ser testigo de ese desarrollo en la malla curricular”. Comenzó con el Diplomado. En esa época empezó a cose- char grandes amistades, quienes le tendieron la mano y lo llenaron de consejos que todavía hoy atesora. “Muchos colegas me impulsaron a avanzar al Bachillerato; a no quedarme con el Diplomado porque, en aquel enton- ces, cuando ya se obtenía ese grado, uno podía optar por un trabajo y empezar a ganar algo de plata y ya ahí uno corre el riesgo de estancarse y alejarse de la universidad. Sin embargo, a mi no me pasó; yo estaba seguro de que quería sacar al menos el Bachillerato”. Aunque sus sueños eran grandes, sus limitaciones tam- bién. Viajar de Turrialba a San José cada semana le aca- rreaba un gasto enorme para su condición económica, si- tuación que lo llevó a considerar abandonar sus estudios. Luego de pensarlo mucho, solicitó una beca que le per- mitió residir de forma permanente en San José; específi- camente, en casa de una familia que lo adoptó como un hijo más. “Doña Mercedes Monge y don Martín Lobo me acogieron como un hijo más. Me acuerdo que muchas veces no pude pagar la estadía y esa señora nunca me reclamó; nunca me dijo nada. Fue una época de mucha austeridad económi- ca, pero de mucha retribución y empatía de parte de esa familia. Doña Mercedes es como mi segunda mamá”. De esta manera, viviendo en la capital, su camino universitario se fue abriendo. Empezó a realizar horas asistente a algunos de sus profesores más prestigiosos y con ello recibió un pago simbólico que le permitió respirar un poco más tranquilo. Un traje en la americana En el año 2002, don Olman Fuentes materializó su primer logro académico al concluir el programa de estudios que lo acreditó con el Diplomado en Topografía. Recordar este primer escalón universitario lo emociona hasta el alma, sobre todo por el esfuerzo que significó asistir a su propia graduación y traer a sus padres desde Turrialba. “No tenía dinero para comprarme un traje e ir a la graduación. Entonces doña Mercedes me dijo: ‘Olman, ¿usted ya sabe cómo va a ir a la graduación? ¿Por qué no vamos a la ropa americana a conseguir?’ Y ahí estábamos, un sábado buscando el traje en una americana. Lamentablemente, no encontramos un traje de mi talla, pero aún así ella me compró uno, lo ajustó no sé cómo y con ese me fui”. Sus padres, orgullosos de su hijo, asistieron a la gradua- ción, luego de un largo viaje en bus, el cual fue coordinado por doña Mercedes. “Volvería a pasar todo lo que viví; todos los sacrificios, todas las carencias… eso me mol- deó a ser la persona que hoy soy. Siempre re- cuerdo de dónde salí; mis raíces son las que me sostienen actualmente”, afirma. Hasta el día de hoy, don Olman mantiene constante co- municación con doña Mercedes, quien es una inspiración para su vida: “Ella tiene que ver mucho con el éxito que hoy tengo; gracias a ella pude permanecer en San José y finalizar mi carrera”. Su sed de superación lo motivó a continuar sus estudios de Licenciatura, título que recibirá este año. Adicional- mente, tiene pendiente concluir la carrera de Administra- ción Pública en la UCR. Científico de datos Inclinado por su pasión por la tecnología combinada con los datos espaciales, don Olman encontró interesante sa- car una Maestría en Sistemas de Información Geográfica (SIG) y Teledetección de la UCR y Universidad Nacional (UNA), la cual obtuvo en el 2015. Asimismo, actualmente cursa otro posgrado en Business Intelligence y Big Data.

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